Te ha pasado en algún momento de tu
vida, y a todos creo que nos ha
pasado, que te has preguntado ¿Tengo algo o alguien por lo cual vivir?, ¿Tengo
por qué o por quién luchar? y no siempre
encontramos la respuesta a nuestras mismas preguntas. Pocas veces nos detenemos a meditar, a observar
todo lo que hemos hecho y ver lo que aún está a
tiempo para remediar, o en
su defecto empezar con lo que nos falta. Muchas veces Tratamos de evadir la
realidad (sacarle la vuelta a nuestras responsabilidades) y así evitarnos de
problemas y conflictos que solo estamos
aplazando, conflictos que con conocimiento de causa estamos agrandando más, cada día
más y que cuando
nos queramos hacer responsables de nuestros
actos, cuando queramos enfrentarlo, cuando queramos solucionarlos será sumamente difícil de enfrentar porque
siempre lo
evitamos, y en su tiempo no quisimos
preparamos para ello. Se dice que
nunca es demasiado tarde para intentar o volver a enfrentar lo que evitamos y
es verdad, ya que aunque se falle se
puede volver a realizar, quizás no siempre las veces que
creemos necesarias, pero si las suficientes como para poder definirnos como personas. Cada caída no
marca el final, sino el comienzo de algo más grande y cada noche el final donde podemos meditar
cada una de nuestras experiencias, cada una de nuestras luchas, triunfos o
derrotas. Hoy te digo que puedes optar por dejar que todo te aplaste y devaste lo que con trabajo has logrado
y mantenido en pie hasta este instante o puedas empezar con un
nuevo proyecto que refuerce lo ya vivido y con lo que con trabajo has aprendido. Los triunfos son gratos y
necesarias, como alicientes, pero también son las caídas ya que con ellas ves tus errores, y así podrás
encontrar las soluciones y nuevos caminos que en las victorias se confunden y
se es difícil de reconocer. Nadie puede
hacer lo mismo que los demás, nadie puede imitar mejor a una persona que uno mismo pero ten cuidado que en los triunfos se acercaran los envidiosos,
los aduladores, los parásitos que quieren ganar a costa de tus triunfos y
destrozarte en tus derrotas. La vida es ahora un juego donde el más fuerte
tiene que sobresalir y, aunque a veces el que calló brille más
que el vencedor, no se le da la oportunidad de demostrar de lo que es capaz y
nadie se preocupa por eso. Por eso cada día
de tu vida, mírate en el espejo y
háblate a ti mismo, anímate tu solo, no esperes que otros lo hagan por ti; tú
debes ser el primero en darte ánimos, en darte valor decirte ¡Podre hacerlo!
¡No hay nadie mejor ni peor que yo! ¡Inténtalo! Y si fracasas
¡Levántate, que aun eres joven y tienes
mucho por delante! y nunca,
nunca digas ¡No puedo!, que con solo
pensarlo fracasaras antes de comenzar. Se creativo, se audaz, se
analítico, se reflexivo, se tú, explota tus habilidades y se único porque ¡TU PUEDES ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario